17
Feliz cena
Emerick
Salí
de nuestro baño con aquella suculenta trucha en mi mano y en la otra, el
reproductor de música de Achlys. Todavía no salía de mi asombro, aunque esa
chica me resultaba fascinante y sospechosa por partes iguales. No era común,
eso estaba claro. Se había dado cuenta de todas esas cosas mientras yo le
contaba la historia de Claire y la información básica sobre este lugar. ¿Se daría
cuenta de más cosas? En cierta parte, estaba un poco receloso de que así fuera,
pues esta era ya como mi casa y no me gustaba que vinieran extraños a meter las
narices en nuestros asuntos.
Miré
la trucha mientras me dirigía a la parte de nuestra caverna a la que llamábamos
el salón. Allí solíamos juntarnos todos mientras no teníamos nada que hacer,
que eran ocasiones más bien escasas a decir verdad. Por un momento, antes de
entrar, me di la vuelta y me dirigí a la cocina. Allí es donde solían estar
Claire y Aaron y no quería que todos se enterasen del hallazgo de nuestra nueva
compañera.
Efectivamente,
estaban allí. Claire cocinaba algo que olía tremendamente bien y Aaron estaba
arreglando un horno, que cada vez que lo encendíamos sacaba unas chispas terribles.
Era un manitas, suerte que lo teníamos a él o de lo contrario, Olenna no nos
hubiese dado absolutamente nada nuevo y es más, nos hubiese hecho pagar por el
destrozo que suponía haber estropeado el horno. Aunque fuera a causa de cocinar
sin parar para sus queridos Alphas, que a la vez eran comida de sus queridos
Especiales.
—Por
cortesía de nuestra nueva invitada, tenemos una cena poco común, señores y
señoras —dije en voz alta mientras alcé la trucha dentro de mi puño, que ya no
peleaba por sobrevivir.
—¡Caray!
¡Un pez! —dijo Aaron, con brillo en los ojos, mientras se limpiaba la grasa
negra como el carbón en un trapo. Era obvio que no sabía qué clase de pez era,
pero estaba feliz.
—Pero…
¿Cómo es posible? —preguntó después Claire, mientras tapaba la olla que emanaba
esa deliciosa olor.
—No
lo sé, la llevé al canal para que se lavase y salió con esto en la mano. Nunca
en lo que llevo aquí había visto ningún pez en ese dichoso canal de agua.
Las
palabras sobraban. Aaron estaba sonriente y parecía contento del hallazgo de
Achlys, no le daba más importancia. No pensaba más allá del hecho de que había
sacado un pez del canal. Era corto de entendederas y a veces me sacaba de mis
casillas. Por suerte, Claire, pareció darse cuenta.
—Nadie
puede coger peces con la mano… ¿No? —dijo algo dudosa.
—Yo
pensé lo mismo que tú, Claire, pero así es. Y se ha dado cuenta de lo del
control de la comida, porque me ha dicho que ya tenemos cena mientras sacaba
esto —puse el pez sobre la encimera y Claire se apresuró a envolverlo en un
papel especial, para que se conservase fresco.
—¡Es
una genia! —dijo Aaron.
Al
parecer, unos más que otros, estábamos de acuerdo con esa afirmación.
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