lunes, 15 de abril de 2013

1: Achlys


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Ese día era el primer día de colegio para Achlys. No le agradaba demasiado establecer contacto con personas que fuesen de fuera de su familia pero creía conveniente no llamar la atención sin ir al colegio, ya se sabe en los pueblos pequeños todo se sabe... Su padre le dijo que sería una completa tontería cuando ella misma podía darles lecciones a los profesores y su madre decía que confiaba en ella y que no debía hacerlo pero si quería asistir, adelante. En resumen, que decidió ir al instituto. Por desgracia su horario no era el mismo que el de su hermano, ella entraba una hora antes así que debería ir en el autobús, sola.

El sol asomaba lentamente por el horizonte mientras Achlys cargaba su mochila al hombro y caminaba decididamente hasta la parada del autocar escolar. Los rayos ultravioletas rebotaban en las ondulaciones de su pelo castaño claro y sobre su clara piel pero ella ni brillaba, ni se quemaba y tampoco tenía un anillo especial para salir a la calle, simplemente no pasaba nada para su suerte. Lo que sí destacaba era su belleza inusual y algo mística que no pasaba por desapercibida ni mucho menos. Sus ojos grises en todo momento se dirigían hacia el frente hasta que llegó a la parada del autocar, que había unos cuantos estudiantes esperando para ir al instituto, entonces se apoyó en la pared y dirigió su mirada al suelo.

Eso de socializar no era lo suyo, se sentía mejor en soledad, mil veces mejor. No es que fuese tímida, no es que fuese solitaria, ella era así por naturaleza. Antisocial. Prefería mil veces más quedarse a solas en su habitación con un buen libro antes que salir con alguien de fiesta. Sin embargo, su antisocialismo no era tan grave, era en una menor cantidad pero estaba presente y no le ayudaba demasiado a hacer amistades, pero a ella no le importaba, estaba bien así. Encendió su i-pod y sonó 'Silversun Pickups' de The Royal We. Instantes después llegó el autocar por fin y se quedó la última expresamente, para subir. Se sentó tres asientos por detrás del conductor, en el lado de la ventana. Si hubiese podido ocultarse con una capa invisible lo hubiese hecho, desde luego. Cada vez que paraban para recoger a más gente notaba las miradas encima de ella y alguna que otra risa o comentario ofensivo. Una de las desventajas de ser una dhampyr era que el oído era más agudo de lo normal y a pesar de llevar el ipod, podía escuchar comentarios ajenos a ella.
—¿Puedo sentarme aquí? —una chica de baja estatura, pelo enmarañado y ojos saltones la sorprendió preguntándole si podía tomar asiento a su lado.
—Ehh... Claro —apartó su mochila del asiento y la puso a sus pies. En realidad le iba a decir que no, pero a última hora algo cambió en su mente y le dijo que la dejase sentarse.

La chica llevaba dos coletas, una más alta que la otra con chillonas cintas alrededor de estas. Su pelo era castaño oscuro y corto pero aún así Lys no se explicaba como podía estar tan enmarañado. Sus ojos eran negros y saltones y su nariz era prominente. Era de notable baja estatura y su mochila amenazaba con ser una carga demasiado grande para ella. Un abrigo de color mostaza la cubría casi sin dejarla moverse pero a pesar de todo, ella sonreía y esa sonrisa era para Lys.

Lys era lo contrario a ella. Su estatura era más bien alta y su pelo era de un castaño claro con reflejos cobrizos, con algunas ondas suaves y perfectamente peinado, a pesar de no haberse molestado siquiera en arreglárselo como se debe. Su mirada era astuta y sus ojos débilmente rasgados eran como dos pequeñas lunas pálidas y grises. Su rostro era un perfecto cuadro y su vestuario era casual pero elegante. Una cazadora de color negro, a juego con sus pantalones tejanos negros. Sus deportivas eran blancas y su camiseta también. Sonrió débilmente a la chica que se había sentado a su lado y giró la vista para mirar de nuevo por la ventana. Estaba incómoda, no quería que nadie le preguntase las típicas cosas que se dicen cuando eres nueva en un lugar.


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