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La historia de Claire
Aaron
Esa
chica no paraba de sollozar, entre mis brazos. Cada lágrima suya era como un
puñal que me atravesaba el corazón. Su sufrimiento era el mío. Todo por culpa
de la bruja. Ella tenía a su hermana recluida como Alpha, y Claire, se ofreció
como sirviente mientras veía cómo se la llevaban.
Entraron
en su casa, a altas horas de la noche. Ellas dos estaban solas en la casa, ya
que sus padres viajaban mucho debido a sus respectivos trabajos. Las dos
dormían puerta con puerta y oyeron unos ruidos extraños. En cambio, Arianne, su
hermana, tenía un sueño muy profundo pero Claire era de sueño ligero. Gracias a
eso, pudo ver cómo unos extraños seres se llevaban a su querida hermana. Un
hombre con mezcla de murciélago y cabra, la llevaba en su hombro y Claire, en
lugar de verse amedrentada por lo horrible de la situación, intentó hablar con
el hombre.
“—¿Por
qué te la llevas? —le preguntó al engendro.
—Porque
la necesitamos, niña. A los Especiales no les gusta compartir Alphas… —le dijo
la bestia, mientras bajaba las escaleras de su casa.
—Llévame
a mí también. Ayudaré a esos Especiales si me llevas con mi hermana, por favor
—le suplicó Claire.”
Así
que se la llevó, divertido por sus llantos y súplicas. Una vez en el castillo,
Olenna le dijo que la iba a enterraría mientras que a su hermana no le faltaría
de nada. Sería feliz hasta que los Especiales la consumieran, después de tantos
usos, cuando su sangre no fuese fresca y se envejeciese. Olenna, le puso una
cláusula especial, a su contrato verbal. Si lograba escapar de la tumba, se
quedaría con los Sirvientes, para siempre. Sería la sirviente más valorada por
Olenna. Claire, aceptó, pues no tenía nada qué perder y esa mujer no tenía
pinta de querer negociar.
Emerick
y yo, oíamos los horribles y escalofriantes gritos que profería Claire en su
tumba. Gracias a eso, pudimos salvarla. Fue la primera vez que descubrimos que
podíamos rescatar vidas, evitar que muriesen enterradas. A partir de ese día,
Olenna le asignó la tarea de poder salir del castillo para que no faltasen
provisiones para los Alphas. Se lo dijo a ella, porque sabía que volvería por
su hermana. Hasta el día de hoy, tan solo hemos salvado a dos personas de las
tumbas. A Claire y a la chica que acababa de llegar.
—Algún
día saldremos de aquí, Claire. Te lo prometo —le dije mientras la abrazaba y
sus llantos se amortiguaban contra mi pecho.
—Eso
espero. Estoy cansada de todo esto —me confesó Claire, aunque yo ya lo sabía.
Lo leía en sus ojos cada día.
—Lo
sé. Debemos tener fe, Claire. Ahora, a lo mejor cambian las cosas por aquí con
esos dos peleándose a cada minuto. ¿Los has visto? —le dije mirándola dejando
escapar una pequeña risa, con el fin de animarla.
—Sí,
la verdad es que es divertido. Todas las chicas se morirían por acabar en los
brazos de Em tal y como lo ha hecho ella antes… ¡Y va y le rechaza! La cara de
Em ha sido lo mejor —dijo con una risa, mientras las últimas gotas saladas se
esfumaban de sus ojos.
—¿Todas
las chicas?
—Bueno…
casi todas.
—Eso
está mejor. Mucho mejor —le contesté con una sonrisa, abrazándola entre mis
brazos. Como si eso pudiera protegerla de todas las desgracias que estaban por
venir.
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