domingo, 21 de abril de 2013

9: Somos los culpables [Alma]


9

Somos los culpables

Alma


Ahí se iba esa dulce chica, a la que le había cogido tanto cariño en tan poco tiempo. Sintonizaba con ella sin necesidad de hablar, lo sabía, no hacía falta preguntármelo dos veces. ¿Y ahora qué? Pues la respuesta era bien sencilla. Esa chica, moriría por su culpa. Ahogada. Tal vez, en unas pocas horas. Pero… ¿Cómo podía ser posible? Ella era la vampiresa que necesitaban. Sus colmillos la delataron en clase. ¿Por qué Olenna no la había conocido? ¡Era ella, sin duda! Ahora, sin embargo, moriría ahogada. Una chica inocente, humana y con una bonita familia, que se destrozaría en cuanto descubriesen que su querida hija no volvía del instituto. Esperarían años y años, en vilo, con llamadas a la policía en busca de nuevas noticias, en busca de una esperanza.
      Todo por culpa de Gunnar y de ella misma. ¿Es que acaso el truco mental de Gunnar, en clase, falló? Una humana no puede tener colmillos, así que debió fallar. Tal vez tenía las encías sensibles, y Gunnar abusó de sus trucos mentales y falló. Eso, le costaría la vida a una pobre chica, la destrucción de los corazones de sus familiares y amigos y… Una larga y dolorosa tortura a ellos dos; a mí y a mi hermano, Gunnar.

      —Venga, echad más tierra. No os confiéis porque sea humana, deberíais ver esos documentales sobre el instinto de supervivencia. ¡Cavad!
La voz de Olenna se clavaba en nuestros oídos, al igual que su látigo, hecho por finas hebras de plata, atizaba a nuestra espalda. La plata para un vampiro es como el ácido para un mortal. Se come tu piel y, en cierto momento, si se toca demasiado, hasta ves tus propios huesos. La desventaja que tenemos, es que la piel nos vuelve a crecer en escasos minutos, y así pueden torturarnos eternamente sin que muramos.
Mentalmente, le dediqué una canción a Achlys. Run, de Leona Lewis. Era mi cantante favorita junto a Celine Dion, parecía como si su voz pudiera contar toda mi desgraciada vida, con todos esos bonitos matices que le daba a las canciones. Dicen que el camino más corto hacia el paraíso, es la música.

Eso es lo más cerca que estaré jamás del cielo. 


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