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Enterrada
Gunnar
Así que este era el modo de recibir a Achlys. Con
una coz de Drheon. Pues menuda bienvenida. En cierto modo, tal vez se lo
merecía. ¿A quién se le ocurre contestarle así a Olenna? A ella, claro. Su
cuerpo, carente de toda movilidad, yacía sobre mis brazos mientras avanzábamos
hacia el castillo. Olenna me había ordenado que cargase yo con ella, ya que
habíamos traído a una impostora. Ella no era la que debía estar aquí en estos
momentos, así que ya no podría volver a salir del castillo o de lo contrario,
rebelarían su secreto y su paradero.
Olenna siempre había sido una idiota. Una mujer
malcriada, con unos setecientos años de experiencia, sí, pero idiota al fin y
al cabo. Habíamos traído a la chica correcta, aunque sus palabras, no lo
fueran. Achlys cometió la mayor tontería que se pudiese imaginar, frente a
Olenna. Desafiarla verbalmente, no era una buena idea. Alma se auto culpaba una
y otra vez. Decía que debíamos haberle avisado, que la culpa era nuestra. Pero,
aunque así fuera… ¿Quién habría podido evitar que esa chica abriese su bocaza
para replicar de esa manera? Nadie. Y ahora, el castigo lo pagaríamos nosotros
dos, ya que ella iría directamente a un hoyo.
Aparté la mirada del sendero para mirar a Achlys,
que estaba en mis brazos, mirándome. Ya había despertado, pero no forcejeaba.
Una lágrima se caía de sus ojos, para morir en su cabello. De haber sido otra
época, quizá le habría animado. Le hubiese mentido para decirle que todo iría
bien, pero no era así. Ella iba directa a una caja de pino, enterrada a muchos
metros de la superficie. Y lo peor de todo.
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